5.31.2012

Zapatos en la heladera

Demasiadas veces en mi vida me sentí fuera de lugar, o desubicado. Pero me siento un ser privilegiado porque más allá del papelón, tuve conciencia de que lo que estaba haciendo era algo impropio. Y digo ser privilegiado porque día tras día me doy cuenta que otras personas carecen de esta "habilidad".
Quizas los ejemplos grafiquen mejor mi pensamiento: la gente que se detiene a conversar en el medio de un mare magnum de gente ataviada por sus horarios y con ganas de fluir naturalmente hacia el designio de sus vidas programadas, la gente que te pregunta si estas bien, cuando es evidente que no lo estás, la gente que en clases hace preguntas que desvían las explicaciones hacia cualquier tema que no vale la pena, la gente menor de 20 años que se droga como si nada en la calle, las señoras que caminan despacio y abarcando toda la vereda, etc.
Todas estas personas realizan estas actividades con la naturalidad de respirar, y me molesta a sobremanera. Sin embargo, lo que más me molesta es mi autocontrol, mis razonamientos que me dicen que mis juicios éticos y lógicos no tienen competencia sobre todas las personas, cuestión que se traduce en una pasividad forzada con la que tengo que lidiar.
Lo bueno es que no estoy preso por matar a nadie, lo malo es que no percibo en el futuro próximo nada que sirva de indicio para que toda esa gente tenga aunque sea un principio de ser ubicados...

5.30.2012

Ser normal no es mi estilo

Muy a pesar que suene a mandato hipster, la verdad que en estos primeros años de mi juventud me dí cuenta que ser normal no es para nada mi estilo. O quizas en un modo egocentrico y egoista de ver la vida creo que los demás, diferentes a mí, son normales, simples seres grises viviendo su gris existencia...
Tal vez pueda reducir mi problema a una serie de TOCs, pero sería minimizar la situación a un analisis de revista femenina. 
Sin embargo, no puedo declararme inocente frente a ciertas manías: 
- odio la garúa y la llovizna, si va a llover que se caiga el cielo; 
- no sé barrer, necesita concentración que no tengo y siempre que lo intento caigo en una crisis nerviosa; 
- no me gusta hacer el mismo recorrido de casa a la facu, ni siquiera coincidir en la ida y la vuelta; 
- me distraigo, o abstraigo de la vida y constantemente olvido que estoy haciendo; 
- cuando quiero saber la hora miro mi muñeca izquierda buscando la respuesta, a pesar de que nunca en la vida usé reloj;
- cada vez que veo a alguien hablando por teléfono imagino su conversación; y la lista sería interminable...
Lo que me cuesta asimilar es porque considero todas y cada una de mis actividades, actitudes y pensamientos como no normales. ¿De dónde salió ese ideal con el cual no concuerdo? Se podría sospechar de un medio social represivo, pero, al contrario, los planetas se alinearon para que en la vida me haya cruzado con mucha gente que me deja ser.
Entonces, en medio de mis divagaciones, me doy cuenta que en mi cabeza coinciden dos fases de mí mismo. Una que vive, la que soy, y otra que me frena, que se erige en un quedirán que no existe y me hace avergonzarme de mí mismo.
Por suerte o por desgracia, la historia me juzgará, la parte censuradora de mi cabeza viene perdiendo.
Chau, me fui a dar una vuelta en uniconio