5.31.2012

Zapatos en la heladera

Demasiadas veces en mi vida me sentí fuera de lugar, o desubicado. Pero me siento un ser privilegiado porque más allá del papelón, tuve conciencia de que lo que estaba haciendo era algo impropio. Y digo ser privilegiado porque día tras día me doy cuenta que otras personas carecen de esta "habilidad".
Quizas los ejemplos grafiquen mejor mi pensamiento: la gente que se detiene a conversar en el medio de un mare magnum de gente ataviada por sus horarios y con ganas de fluir naturalmente hacia el designio de sus vidas programadas, la gente que te pregunta si estas bien, cuando es evidente que no lo estás, la gente que en clases hace preguntas que desvían las explicaciones hacia cualquier tema que no vale la pena, la gente menor de 20 años que se droga como si nada en la calle, las señoras que caminan despacio y abarcando toda la vereda, etc.
Todas estas personas realizan estas actividades con la naturalidad de respirar, y me molesta a sobremanera. Sin embargo, lo que más me molesta es mi autocontrol, mis razonamientos que me dicen que mis juicios éticos y lógicos no tienen competencia sobre todas las personas, cuestión que se traduce en una pasividad forzada con la que tengo que lidiar.
Lo bueno es que no estoy preso por matar a nadie, lo malo es que no percibo en el futuro próximo nada que sirva de indicio para que toda esa gente tenga aunque sea un principio de ser ubicados...

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