Tal vez pueda reducir mi problema a una serie de TOCs, pero sería minimizar la situación a un analisis de revista femenina.
Sin embargo, no puedo declararme inocente frente a ciertas manías:
- odio la garúa y la llovizna, si va a llover que se caiga el cielo;
- no sé barrer, necesita concentración que no tengo y siempre que lo intento caigo en una crisis nerviosa;
- no me gusta hacer el mismo recorrido de casa a la facu, ni siquiera coincidir en la ida y la vuelta;
- me distraigo, o abstraigo de la vida y constantemente olvido que estoy haciendo;
- cuando quiero saber la hora miro mi muñeca izquierda buscando la respuesta, a pesar de que nunca en la vida usé reloj;
- cada vez que veo a alguien hablando por teléfono imagino su conversación; y la lista sería interminable...
Lo que me cuesta asimilar es porque considero todas y cada una de mis actividades, actitudes y pensamientos como no normales. ¿De dónde salió ese ideal con el cual no concuerdo? Se podría sospechar de un medio social represivo, pero, al contrario, los planetas se alinearon para que en la vida me haya cruzado con mucha gente que me deja ser.
Entonces, en medio de mis divagaciones, me doy cuenta que en mi cabeza coinciden dos fases de mí mismo. Una que vive, la que soy, y otra que me frena, que se erige en un quedirán que no existe y me hace avergonzarme de mí mismo.
Por suerte o por desgracia, la historia me juzgará, la parte censuradora de mi cabeza viene perdiendo.
Chau, me fui a dar una vuelta en uniconio
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